CRÓNICA
ONÍRICA DEL SIGLO XXI
El Futuro
Francisco
Chaves Guzmán
Cuando en 2100, hace tan solo unas
semanas, hemos recuperado la alegría de vivir, la confianza en nosotros mismos
y la propiedad del futuro, se nos ocurría preguntar a nuestra memoria si todo
este nefasto siglo XXI no habría sido un mal sueño, una pesadilla aberrante o
un infernal producto de la imaginación.
No. Sabemos que durante todos estos
años la libertad ha consistido en seguir al pie de la letra las consignas del
Gobierno de los Globalizadores, que el patriotismo radicaba en preservar los
intereses de los mercachifles, que la decencia tenía su fundamento en
arrastrarse para no ser vigilado por las cámaras de seguridad.
¿Cómo pudo ocurrir? Tal vez porque
transigimos con detalles aparentemente inocuos, porque vendimos la felicidad
por una bolsita de chucherías carentes de valor, porque nos adocenaron con
cantos de inexistentes sirenas, porque la cobardía fue el santo y seña de
generaciones sumisas, porque les facilitamos su labor de exterminio.
Ya me han preguntado qué nos
deparará el futuro. Lo siento: no existen proféticas bolitas de cristal,
carezco de fe en los naipes del tarot y la deriva gravitacional de los cuerpos
celestes carece de relación causal con el devenir humano. Me he limitado a
examinar el pasado y a escrutar el presente, tal vez con inusual testarudez,
pero jamás escribí una sola palabra que hiciese relación al futuro. Eso es
propio de los visionarios, cuyos métodos de análisis no comparto en absoluto.
El mañana es, pues, incierto. Pero
está en nuestras manos, no en las de los cabalistas, que es lo que pretenden
hacernos creer siglo tras siglo. La
Historia no se repite, lo que se repiten son los temores y la
codicia de los humanos.
Terminaré esta crónica de una época
infame citando las palabras de un poeta llamado Raimon, que escribió en un
rincón de Europa a finales del siglo XX: “Quien ha conocido la libertad tiene
más fuerza para vivir”.
Ciudad
H7Q22 Enero
de 2101
Publicado en Diario Lanza el 16 de Diciembre de 2013