lunes, 25 de marzo de 2013

Harakiri

CRÓNICA ONÍRICA DEL SIGLO XXI

                        Harakiri
                                                   Francisco Chaves Guzmán

     Cuando comenzó el año 2062 la red de reideros clandestinos tenía ya preparada otra acción nueva y demoledora, inspirada en la novela “Fahrenheit 451”, de Ray Bradbury, escrita en 1953, en la que los personajes se enfrentan proféticamente a la prohibición de los libros aprendiendo los textos de memoria, para salvaguardarlos.

     Un siglo más tarde la informática había facilitado mucho las cosas y la digitalización de textos conseguía efectos más rápidos y sencillos. Así, cada reidero tomo bajo su protección a un autor prohibido, es decir, todos los anteriores al 2015. En el reidero clandestino al que yo asistía dimos cobijo a la obra del filósofo Ortega y Gasset. Hubo, primero, que seguir el rastro de sus escritos, hasta dar con ellos en los enclaves más insospechados. Luego pasamos los textos a los ordenadores. Y terminamos por ponerlos a disposición de toda la población por medio de las herramientas que nuestros científicos habían creado, indetectables para el Gobierno Global.

     Yo era entonces un jovencito de poco más de veinte años. Y recuerdo la formidable aventura que para mi supuso encontrar aquella prosa luminosa, aquella claridad expositiva, aquel humor corrosivo, aquel baile de ideas. (Perdonen esta disquisición autobiográfica, pero mi actual cercanía a la edad provecta me faculta para, sin desdoro, traer a colación alguna batallita que el huidizo tiempo intenta borrar).

     La consecuencia fue que los libros, que continuaban prohibidos, que fueron eliminados físicamente muchos años antes, cuya memoria se pretendió hurtar para siempre, estaban de nuevo al alcance de todos.

     En el Ministerio de Asuntos Internos hubo ceses instantáneos. En el ministerio de Educación y Propaganda intentaron exorcizar a los nuevos ángeles del mal invocando a los espíritus de los inquisidores medievales. Y el ministro de Asuntos Prohibidos se hizo el harakiri, lo que ya se había convertido en una tradición ancestral, y mandó harakirizar a sus más estrechos colaboradores.

Ciudad H7Q22
Enero de 2101

Publicado en Diario Lanza el 25 de Marzo de 2013

lunes, 18 de marzo de 2013

Nubarrones

CRÓNICA ONÍRICA DEL SIGLO XXI

              Nubarrones
                                           Francisco Chaves Guzmán

     En 2061, preocupados los mercachifles por el impacto que había tenido la distribución universal de cincuenta y dos obras de teatro que pensaban definitivamente eliminadas, el Gobierno Global tomó la decisión de prohibir los ordenadores autónomos, es decir, los que tuviesen programas y almacenamiento propios.

     Pensaban que de esta forma, obligando a los usuarios a guardar todos sus datos en los sistemas auspiciados y vigilados por el ministerio de Asuntos Internos, evitarían que la informática fuese utilizada de forma ilegal o subversiva. Pues lo que cincuenta años antes se publicitó como un gran avance en la comunicación, La Nube, se había convertido con el paso del tiempo en un instrumento de control policial, en un nubarrón muy negro.

     Como siempre, desde el ministerio de Educación y Propaganda se fundamentó la medida en racionalizaciones que no eran nuevas ni imaginativas. Como la necesidad de preservar la información de accidentes que la pusiesen en peligro, o de proteger a todos de los ataques cibernéticos que tantos dolores causaban, o de salvaguardar los sagrados derechos económicos de los propietarios de las palabras.

     De lo que no hablaron desde el Gobierno Global fue del pánico que les causaba todo pensamiento independiente, toda pirueta mental, toda comunicación que se negase a pasar por el tamiz de la policía del pensamiento. Lo que no contaron es que temían a los libros más que a la peste y a las ideas más que a las armas. Tal vez porque el tráfico de ideas es indetectable en los controles rutinarios.

     Entretanto, en los reideros clandestinos estos movimientos gubernamentales produjeron auténtico regocijo. En primer lugar, porque demostraban que la distribución de obras de teatro había tocado el corazón del régimen de los mercachifles. Y, en segundo, porque sus científicos ya tenían muy adelantado un sistema paralelo de comunicación, mucho más potente, con protección automática contra chismosos e intrigantes.

Ciudad H7Q22
Enero de 2101

Publicado en Diario Lanza el 18 de Marzo de 2013

lunes, 11 de marzo de 2013

Riquezas

CRÓNICA ONÍRICA DEL SIGLO XXI

                     Riquezas
                                                Francisco Chaves Guzmán

     En el comienzo de 2060, al Gobierno Global le crecían los problemas como al alcalde de “Coronada Y El Toro” le surgían los personajes que habrían de sacarlo de quicio: sin avisar, como por ensalmo, sin tiempo para reaccionar, sin comprender nada de lo que sucedía en escena. Y en la comedia de la política todo se agiganta hasta el ridículo, que es lo que estaban haciendo los mercachifles sin concederse pausa.

     Llevaban un año entero tratando de poner freno a la ilegal distribución de teatro que semanalmente se producía en Internet, sin conseguir otra cosa que llegar a la conclusión de que los informáticos de los reideros clandestinos estaban mucho más avanzados que los gubernamentales, pues estos no conseguían localizar una sola de las direcciones desde las que se producía el masivo envío.

     Pero la fiesta de fin de año había traspasado todos los límites, pues millones de personas salieron a la calle disfrazadas de Monje Entreverado, el personaje de Francisco Nieva que unía a su condición de sarcástico la terrible ironía de no significar nada y acabarse en sí mismo. El ministro de Asuntos Internos estuvo a punto de perecer, al atragantarse con una uva, cuando comprobó que los presentadores de las campanadas también iban disfrazados de Monjes Entreverados.

     Al día siguiente, desde el ministerio de Asuntos Económicos se lanzó un edicto, recordando que las obras traficadas estaban sujetas a derechos de autor, por lo que su mera posesión estaba penada con la cárcel por delito de hurto. Sin darse cuenta de que, al estar prohibidas, los derechos de autor habían expirado y eran precisamente los gobernantes quienes cometieron el hurto. Jean Cocteau apareció públicamente en una holografía preparada cien años atrás, semanas antes de su muerte, propia del espíritu surrealista que impregnaba toda su obra, en la que les llamaba ineptos y ladrones. Y les recordaba que uno solo de los versos que él escribió valía más que todas sus riquezas.

Ciudad H7Q22
Enero de 2101

Publicado en Diario Lanza el 11 de Marzo de 2013

lunes, 4 de marzo de 2013

Teatro

CRÓNICA ONÍRICA DEL SIGLO XXI

                     Teatro
                                            Francisco Chaves Guzmán

     El primer lunes de 2059 cada dirección electrónica del planeta recibió un e-mail que llevaba como archivo adjunto una copia del “Hamlet” de Shakespeare. El lunes siguiente se recibió “La Vida Es Sueño”, de Calderón. Durante cada uno de los cincuenta y dos lunes del año una obra de teatro se puso al servicio de todos los habitantes para contarles las desdichas y las ilusiones de la humanidad. Las últimas fueron dos comedias hilarantes, que ponían en ridículo las convenciones más disparatadas y los principios más innegociables: “Los Casados De La Torre Eiffel”, de Cocteau, y “Coronada Y El Toro”, de Nieva.

     En esto consistió la gran ofensiva política que se había puesto en marcha desde los reideros clandestinos, donde científicos de todas las especialidades llevaban trabajando casi medio siglo, exactamente desde que el Gobierno Global había privatizado las palabras en 2018 y condenado los libros en 2021.

     La conmoción causada por la maniobra fue enorme, tal vez por tratarse de un artefacto que unía dos cualidades muy impactantes, la curiosidad por lo novedoso y el morbo de lo prohibido. No disponemos de estadísticas fiables sobre el impacto causado sobre la ciudadanía por el teatral y demoledor ataque, pero sí están a nuestra disposición algunos documentos secretos gubernamentales que dan imagen del caos que generó la acción de los reideros clandestinos. Pues eran muchas las normas legales conculcadas: se ponían en circulación documentos prohibidos, se utilizaban palabras que ya eran propiedad privada, se comunicaban personas que carecían de permiso para hacerlo, se proporcionaba material pernicioso a menores de edad, se hacía apología de ideas subversivas, se ponían en duda las creencias y tradiciones más arraigadas. En fin, el caos.

     Y mientras, para dar otra vuelta de tuerca más, en los reideros clandestinos se brindaba cada semana por el éxito de la operación. Con jamón, vino y tabaco, todas ellas cosas proscritas desde muchos años antes.

Ciudad H7Q22
Enero de 2101

Publicado en Diario Lanza el 4 de Marzo de 2013