sábado, 30 de mayo de 2009

Macario Polo, Ingeniería Narrativa

ESPIRALES ELÍPTICAS

                 Ingeniería Narrativa
                                                        Por: Francisco Chaves Guzmán

     Me permitiré comenzar diciendo, como prólogo de este artículo, que conocí a Macario Polo Usaola a finales de 1996. Formaba yo parte del jurado del Certamen de Relatos que había convocado la Asociación Cultural La Fragua, al que él presentó un trabajo titulado "Lo Primero Que Uno Escribe". Aquí es necesario comentar que el resto de concursantes tuvo muy mala suerte, pues, aunque el nivel medio fue de gran altura y algunos de los relatos tenían notable calidad, la presencia en el certamen de Macario Polo les cerró todas las posibilidades. Ganó él, por unanimidad del jurado y sin necesidad de debate. “Premio súbito” para un ingeniero informático que amaba la voz de María Callas y la prosa de Juan José Millás.
     "Lo Primero Que Uno Escribe" era un breve artilugio satírico, cargado de humor y muy inteligente, que ponía en entredicho la capacidad de discernimiento literario tanto de los críticos como del público. Y, por supuesto, del jurado que valoraría la obra. Entre sus líneas se intuía la existencia de un escritor valiente, directo y dotado de espléndidos recursos narrativos.

      Tras recibir su premio, Macario Polo, que tenía veinticinco años, se sumó a la tertulia de la Asociación La Fragua. Y fue entonces cuando supimos que dos años antes había obtenido el segundo premio en el Certamen de Novela de la Universidad de Sevilla. Para nosotros, los de La Fragua, la noticia era un regalo, pues corroboraba nuestro buen olfato literario.
     La novela con que consiguió tal galardón llevaba por título "Tendiendo Al Equilibrio", historia de amores ciertos, desamores temidos, grandes fidelidades, pequeñas traiciones, personajes abnegados, comparsas veletas. El telón de fondo de la novela estaba dibujado a grandes pinceladas por el mundo del cine, contraponiendo dosis de “glamour” y cotidianeidad familiar durante el rodaje de una película, cuya trama se yuxtaponía con la vida real de los actores. Las páginas de "Tendiendo Al Equilibrio" guardan, además, una sorpresa muy agradable. La de que entre sus párrafos se vislumbra un gran guión cinematográfico, que tiene como colofón un desenlace espectacular, ejemplo de lo que podríamos llamar “un final made in Hollywood”.

     Y, de repente, el formidable narrador que intuíamos entró en hibernación literaria. Su continuado silencio nos hizo temer que, como tantos otros, hubiese sido abandonado por las musas y las letras. Pero cuatro años después, de
forma sorprendente, pues desconocíamos la noticia de su embarazo, dio a luz una nueva novela, esta vez de mayor enjundia y madurez.
     Su título era "La Ruta No Natural", aparentemente una novela juvenil al uso, con rijosidades escabrosas y escatologías compulsivas. Pero no. Esta falsa novela de adolescentes es en realidad un perfecto artefacto literario que se pregunta sobre la substancia y significado de la vida, sobre las categorías de la libertad, sobre la manipulación de los entramados sociales. Con ironía y humor, construye un válido retrato de los personajes, que, incapaces de comprender el mundo real, dudan hasta de su propia existencia y sueñan con un mundo virtual, al que acceden a través de la huída, en esta ocasión provechosa y con valor iniciático. Es también un compendio de metaficción. Y el palíndromo del título constituye una broma con mucho sentido común.

     Y de nuevo un largo silencio. Esta vez de ocho años, hasta darlo irremediablemente por perdido. Pensábamos que sus nuevas responsabilidades vitales y, sobretodo, su trabajo como profesor de la Escuela Superior de Ingeniería Informática, en la que es director del Departamento de Tecnologías y Sistemas, le absorbía todo su tiempo.
     Mas no era así. Con su acostumbrada tendencia a la sorpresa, Macario Polo ha publicado un nuevo trabajo en la Editorial Luarna, desde cuya página www.luarna.com puede descargarse. Lleva por título Fuera De Ningún Sitio y se trata de una novela policíaca, con tintes sociológicos y fuerte carga psicológica. Está salpicada, además, de referencias cinematográficas y literarias cultísimas, con elementos intertextuales magníficamente desarrollados. Y, por si fuera poco, contiene unas claves meta literarias que explican el edificio creativo en que se desenvuelve la novela. Un trabajo de ingeniería narrativa que trasciende la trama y en el que lo cíclico marca las peripecias de los personajes. Y marca también la totalidad de la obra del autor, pues el final se conecta con aquel relato, Lo Primero Que Uno Escribe, con que ganó el certamen de la Asociación Cultural La Fragua.
     Macario Polo —a quien reconforta ser leído por un desconocido, para quien la actitud es la prueba vital decisiva, que juega con futuros pretéritos, que tiene un poso de rebeldía y sueña con el romanticismo bohemio— merece una creativa lectura.

Publicado en Diario Lanza el 28 de Mayo de 2009

viernes, 15 de mayo de 2009

José Lémus, el Músico Transfigurado

ESPIRALES ELÍPTICAS

            El Músico Transfigurado
                                                       Por: Francisco Chaves Guzmán

     Imaginemos a este serio y concienzudo profesor universitario en el acto de convertirse en sí mismo. En la sala de conciertos se oye el tintineo de las copas entre conversaciones y risas, los focos barren lentamente el escenario, una guitarra precede a nuestro personaje. Tras un leve rasgueo de cuerdas, la transformación se produce en nanosegundos: el cuerpo se tensa, el rostro se endurece, incluso el nombre ha cambiado. Ante ustedes, José Lémus, cantautor.
     De raíces andaluzas, traspasadas a la llanura manchega en los albores de la infancia, José Lémus trasciende ambos orígenes y, sin renunciar en absoluto a ellos, podría decir con Gabriel Celaya que “…somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos…”. Porque es un ciudadano del mundo, arraigado en lo universal, sin otras fronteras que las que impulsa la propia conciencia, sin otro credo que el delimitado por el diálogo, el amor y la justicia.


     Tal vez por todo ello, en sus canciones resuenan influencias de quienes fueron sus primeras referencias musicales, Pablo Milanés, Luis Eduardo Aute y Silvio Rodríguez… sobretodo Silvio Rodríguez, cuya canción Quién Fuera confiesa que derribó los esquemas musicales concebidos en la infancia. Ahora, con su propia personalidad y estilo, el poso que dejaron aquellos míticos cantautores, aún pugna por abrirse paso en sus composiciones.
     Pero, en realidad, un autodidacta de la guitarra como él es, tiene más fácil marcar su propia impronta, que lo diferencia del resto, que le permite subrayar los rasgos musicales enraizados en su carácter. Esto es comprobable tanto oyéndole tocar la guitarra española como la guitarra acústica. Y que está potenciado por ser el autor de la letra y la música de sus canciones.
     Hasta el momento, José Lémus ha editado dos trabajos de estudio. El primero, del año 2003, lleva por título Un Día Cualquiera, y es un homenaje a la “Trova Cubana”. El segundo, del año 2006, se llama Presente Continuo, de mayor madurez artística y mucho más personal.
     Con las canciones que componen estos dos trabajos se ha presentado en importantes salas de concierto a lo largo y a lo ancho de la geografía española, habiendo tenido éxitos clamorosos en Libertad 8, Barcelona 8 y Trovadict@. En Ciudad Real es invitado recurrente en Pachamama y el pasado sábado obtuvo una concluyente acogida en Chamberí.
     Estriban buena parte de sus logros en la complicidad con el público, a quien José Lémus sabe que es necesario hacer participar en el concierto. Pues el público no es un conjunto de espectadores pasivos que pasa el rato distraídamente mientras saborea una cerveza. No. Es necesario que participe de manera activa, que se comprometa con las canciones, que se vea envuelto en un proceso de “feed-back” que de alguna forma lo convierta en coautor de letras y músicas. Como en el teatro, o en el aula de la Universidad, el público es el personaje principal en sus conciertos.
     A veces, me sorprendo a mí mismo cautivado por la ensoñación, que me produce una sonrisa, de imaginar a José Lémus enseñando a sus alumnos derivadas e integrales al ritmo de una balada. Esto me ocurre, sin duda, porque comparto con él la idea de lo que debe ser un auditorio. Y también el convencimiento de que las ciencias y las artes no habitan compartimentos estancos, sino que están unidas por una maraña de vasos comunicantes y son meras formas de expresión alternativas de inquietudes básicas.
     Por otra parte, José Lémus complementa su actividad artística ejerciendo de productor de las obras de sus amigos y compañeros de giras Adrián Usero y Juan López Jamar. Y también ejerce de programador en la sala Pachamama, donde presenta asiduamente primeras figuras del panorama musical español.
     Y, ahora, público expectante, extremen su atención. La transfiguración se ha completado. Todo está listo. Cuando el cantautor les salude con un acorde y un guiño de ojos significa que el concierto va a comenzar.

Publicado en Diario Lanza el 14 de Mayo de 2009

miércoles, 6 de mayo de 2009

Ángel Romera, Curiosidad y Constancia

ESPIRALES ELÍPTICAS

         Curiosidad y Constancia
                                                      Por: Francisco Chaves Guzmán

     Vaya por delante que el espíritu investigador de Ángel Romera es difícil de entender si no se ha comprendido antes que nos encontramos frente a un hombre en las antípodas de la bohemia, ajeno a lo histriónico, impermeable al narcisismo. Precisamente por ello, lo que más admiro en él es su extraordinaria capacidad de trabajo. Incansable, lo que le permite afrontar al mismo tiempo diversas tramas de su labor de indagación.
     Por otra parte, lo que más me gusta de Ángel Romera es una especie de barroquismo que no utiliza para adornar la frase, algo en él inconcebible, sino para proporcionar matices que procuren al lector la esencia de su discurso.
     Hay una anécdota en su juventud que indica claramente un rasgo decisivo de su carácter: Siendo estudiante en Madrid consiguió una entrevista personal con el Ministro de Asuntos Exteriores, a fin de solicitar permiso para fotocopiar un documento que se guardaba en el Ministerio, permiso que le había sido denegado en todos los escalones inferiores. Lo consiguió. Su fe en sí mismo y su bendita tozudez le abrían las puertas de lo que más tarde sería la pasión de su vida.

     Ese documento era nada menos que el manuscrito de un poeta manchego de principios del siglo XIX, Carlos de Praves, de quien se había perdido toda memoria. Acaba de publicarse la edición crítica de las "Obras Completas" de este poeta recobrado, a cargo naturalmente de Ángel Romera, por el Instituto de Estudios Manchegos.
     Tirando del ovillo de esa primera madeja, Ángel Romera, cual Ariadna de nuestros tiempos, encontró a otro desaparecido, el escritor alcazareño Juan Calderón, del que ha publicado las ediciones críticas de su "Autobiografía" y de su "Cervantes Vindicado".
     Y en un escondite del ovillo apareció el periodista y dramaturgo de Ciudad Real Félix Mejía, a quien consagró las tres mil quinientas páginas de su tesis doctoral, "Vida y Obra de Félix Mejía", tesis por la que obtuvo el Premio Nacional NIFO de Estudios Humanísticos. Ahora está en prensa la edición crítica del Teatro Histórico y Social de Félix Mejía.


     Otros muchos escritores manchegos han sido recobrados para la memoria colectiva en el transcurso de estas investigaciones, ilustrados y liberales del siglo XIX, la mayoría de ellos represaliados, perseguidos y emigrados a Francia, Inglaterra y América. Toda esta generación de grandes escritores condenados al olvido, que ha sido rescatada por Ángel Romera escarbando en Universidades y Bibliotecas de medio mundo, es el objetivo de su ensayo "Ilustración y Literatura en Ciudad Real", editado por la Biblioteca de Autores Manchegos. En la ampliación de este ensayo trabaja ahora, con el objetivo de completar una Historia de la Literatura Manchega a partir del siglo XIV.
     También ha publicado el ensayo "Estudios sobre Literatura e Historia". Así como numerosos artículos en revistas especializadas sobre otros escritores malditos de esta tierra.
     Por supuesto que este trabajo de investigación se encuentra complementado por la actividad creativa. Destacaré el poemario "Palabras Acabadas", de una palpable desolación cubista y romántica. Y la colección de relatos "El Marco de la Noche", de un simbolismo gótico, con reminiscencias, en mi opinión, de Allan Poe.
     También es preciso mencionar que ha dirigido las Revistas de Literatura "Ucronía" y "Línea Abierta". Sin olvidar su labor docente como profesor de Lengua y Literatura Española, algo absolutamente vocacional, pero que no le impide lanzar envenenados dardos contra el sistema educativo en general y contra los planes de estudio en particular.
     El talante liberal de Ángel Romera le lleva a poner continuamente en tela de juicio las decisiones del poder y de sus acólitos. Su espíritu crítico, a desconfiar de la amigocracia y el pasilleo. Su trabajo como investigador, a ensalzar las virtudes de la Lentitud y de la Paciencia. Su curiosidad insaciable, a tener la certeza de que nada en el mundo le es ajeno. Su sentido de la justicia, a la comprensión y la tolerancia. Y su diligencia, a escalar las cimas que se propone.
     Ahora recuerda con sonrisa irónica los tiempos en que sus obras eran sistemáticamente rechazadas por los editores. “Mi problema actual”, dice, “es el contrario: que no puedo satisfacer a todos los que desean publicar mis trabajos”.
     Un ejemplo de constancia.

Publicado en Diario Lanza 4 de Mayo de 2009