lunes, 20 de enero de 2014

Historia de los Libros Prohibidos

ESPIRALES ELÍPTICAS
     Historia de los Libros Prohibidos
                                         Francisco Chaves Guzmán

                   En mi opinión, es un acierto que Werner Fuld haya antepuesto el adjetivo “breve” al título de su ensayo sobre los libros prohibidos. Un acierto, sin duda, porque pretender hacer un estudio exhaustivo sobre estos seres aparentemente inanimados requeriría un esfuerzo titánico, pues es factible encontrar material suficiente para escribir muchos miles de páginas. Podríamos decir que la historia de los libros prohibidos es prácticamente idéntica a la de los libros en general, pues cuando las palabras se atreven a vestir el ropaje de la escritura adquieren repentinamente una fascinación antes impensable.
           

                Dice, por eso, Werner Fuld que el “Índice” de libros prohibidos parece una enciclopedia universal de la literatura. Y también nos cuenta cómo en todos los lugares y en todos los tiempos, sin excepción, los poderosos han intentado, y algunas veces conseguido, acallar los gritos que se levantaban desde sus páginas. Y... ¿quiénes son los poderosos? Pues los que cultivan el monopolio de la religión, la política y la moral. Con todas las extrañas alianzas que entre estas tres materias puedan darse. Pues, si bien el poder descansa en las riquezas, necesita de estas muletas para recorrer sin peligro sus propiedades.
               Esta “Breve Historia de los Libros Prohibidos” es un recorrido por los caminos del odio y la inquina hacia los discrepantes. Con las paradas obligadas en aquellos hitos de la barbarie que todos, o casi todos, conocemos, cuando los autores o sus libros, o ambos a la vez, han sido exorcizados en la hoguera purificadora. Pero tal vez Werner Fuld debería añadir a su ensayo algunos sabrosísimos capítulos sobre los libros desaparecidos, o los libros robados, o los libros mutilados, o los libros ignorados. Pues la censura es un voraz monstruo omnívoro que cocina de diferentes maneras según las estaciones del año y sólo aparece con sus flamígeras galas en los grandes acontecimientos histriónicos.
            Por otra parte, Werner Fuld tiene un sentido del humor excepcional, que utiliza con maestría para trufar esta obra de pequeñas anécdotas muy divertidas, que no sólo sirven como contrapeso a la necesaria seriedad de los hechos sino que mima al lector haciendo sumamente agradable el recorrido por unas páginas que suman, a la consistencia intelectual, un estilo literario sin fisuras.

Publicado en Diario Lanza el 20 de Enero de 2014