Nubarrones
Francisco Chaves Guzmán
En 2061, preocupados los mercachifles por el impacto que había tenido la distribución universal de cincuenta y dos obras de teatro que pensaban definitivamente eliminadas, el Gobierno Global tomó la decisión de prohibir los ordenadores autónomos, es decir, los que tuviesen programas y almacenamiento propios.
Pensaban que de esta forma, obligando a los usuarios a guardar todos sus datos en los sistemas auspiciados y vigilados por el ministerio de Asuntos Internos, evitarían que la informática fuese utilizada de forma ilegal o subversiva. Pues lo que cincuenta años antes se publicitó como un gran avance en la comunicación, La Nube, se había convertido con el paso del tiempo en un instrumento de control policial, en un nubarrón muy negro.
Como siempre, desde el ministerio de Educación y Propaganda se fundamentó la medida en racionalizaciones que no eran nuevas ni imaginativas. Como la necesidad de preservar la información de accidentes que la pusiesen en peligro, o de proteger a todos de los ataques cibernéticos que tantos dolores causaban, o de salvaguardar los sagrados derechos económicos de los propietarios de las palabras.
De lo que no hablaron desde el Gobierno Global fue del pánico que les causaba todo pensamiento independiente, toda pirueta mental, toda comunicación que se negase a pasar por el tamiz de la policía del pensamiento. Lo que no contaron es que temían a los libros más que a la peste y a las ideas más que a las armas. Tal vez porque el tráfico de ideas es indetectable en los controles rutinarios.
Entretanto, en los reideros clandestinos estos movimientos gubernamentales produjeron auténtico regocijo. En primer lugar, porque demostraban que la distribución de obras de teatro había tocado el corazón del régimen de los mercachifles. Y, en segundo, porque sus científicos ya tenían muy adelantado un sistema paralelo de comunicación, mucho más potente, con protección automática contra chismosos e intrigantes.
Ciudad H7Q22
Enero de 2101
Publicado en Diario Lanza el 18 de Marzo de 2013
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