lunes, 9 de diciembre de 2013

Desfachatez

CRÓNICA ONÍRICA DEL SIGLO XXI
                Desfachatez
                                  Francisco Chaves Guzmán

            En el año 2099 ocurrió lo que tanto tiempo llevaba gestándose, el final de la plutocracia, tras los últimos coletazos del monstruo, que duraron décadas. Bien es cierto que el desenlace fue absolutamente sorprendente en la forma, pero... ¿no era previsible que terminase con una desfachatez lo que tantas desfachateces había generado?

             El 31 de diciembre del 2099, siguiendo el consejo de renombrados astrólogos, se inició el viaje espacial. Una inmensa nave, construida en el mayor de los secretos, con capacidad para varios miles de personas, calentaba los motores de uranio en la rampa de lanzamiento. A ella fueron llegando los miembros del Gobierno Global, sus familias y los colaboradores que con más ahínco se significaron.

            El destino de la travesía era Plutón, en los confines del sistema solar, el planeta asociado por la tradición al dinero, a la riqueza. Y que ahora tendría por añadido, según los nuevos pitonisos, los prados jubilosos de la Arcadia y los rutilantes brillos de Eldorado. Nadie tuvo en cuenta para el viaje las necesidades logísticas y de intendencia, pero no se olvidaron de las tarjetas de crédito y las bodegas de la nave iban repletas de fardos con billetes de curso legal en la Tierra. ¡Que Plutón los guarde para siempre!

             ¡Qué enorme ironía del Destino! Que tras un siglo de poder omnímodo, de crueldad sin límites, de manipulación feroz... acabasen ellos mismos enredados en la madeja de sus propias mentiras. Que su avaricia insaciable los encaminase sin remisión hacia el Hades, auténtico significado escatológico de Plutón. Que su incultura les llevase a confundir los poéticos mitos con la inmundicia de sus rastreras ambiciones.

            Imagino que, tras el despegue, se brindaría con agua embotellada de la laguna Estigia y se tomarían las doce tradicionales uvas. Y que después, para pagar a Caronte los servicios prestados, cada cual pondría una moneda de oro debajo de su lengua. Aunque tal vez me equivoque y el pago se hiciese con un pagaré, a cobrar en el planeta Tierra.

                          Ciudad H7Q22   Enero de 2101

Publicado en Diario Lanza el 9 de Diciembre de 2013 

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