Mercenarios
Francisco Chaves Guzmán
Durante el año 2066 tuvo lugar una serie de sanguinarios ataques indiscriminados que sembraron el terror en todos los rincones del planeta. Muchas pequeñas ciudades fueron arrasadas por bandas de mercenarios, dedicados a la rapiña, que violaron y asesinaron a todos sus habitantes.
Durante varias décadas se creyó que estas bandas, auténticos ejércitos paralelos, habían sido entes autónomos que, aprovechando la descomposición del Gobierno Global, campaban a sus anchas sin que nadie fuese capaz de hacerles frente.
Sin embargo, ahora, con la apertura de los archivos secretos a la caída del régimen de los globalizadores, se ha sabido toda la verdad. Y la terrible verdad es que estos matarifes fueron contratados por los encargados de la seguridad pública para llevar a cabo sus fechorías. ¿Con qué fin? Con el objetivo de culpar de las atrocidades a un enemigo que, según ellos, no dudaba en destruir y masacrar. Un fantasmal enemigo a las órdenes, decía la propaganda, del científico Galileo Harris, un ser capaz de todas las abominaciones, como ya se intuía a la vista de sus miserables investigaciones en torno a la Teoría del Control Social, compendio de todas las maldades.
La secuencia era la que sigue. Los mercenarios entraban a saco en una población, no dejando piedra sobre piedra. Cuando se retiraban, las cámaras de televisión daban testimonio de la matanza. El ministro de Asuntos Internos se dirigía a la población, plañidero, para informar sobre el ataque y sobre sus presuntos autores. Elemental.
Mas no debe olvidarse que este tipo de manipulación no era nueva en el devenir de la humanidad. Ya el historiador Salustio hace más de dos mil años, en su “Guerra de Yugurta”, ofrece la crónica de las patrañas que la República Romana puso en movimiento para anexionarse el pequeño reino. Ahora que los libros han dejado de estar prohibidos, y las palabras ya no tienen dueño, tal vez sea buen momento para sacar esta obra de una biblioteca y leerla con mucha atención.
Ciudad H7Q22
Enero de 2101
Publicado en Diario Lanza el 22 de Abril de 2013
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