lunes, 3 de octubre de 2011

Nueva Sección

GALERÍA DE INMORTALES

                                          Por: Francisco Chaves Guzmán

Cuando nace un personaje, éste adquiere de inmediato una independencia tal, incluso frente a su propio autor, que puede ser imaginado en muchísimas circunstancias que el autor ni siquiera imaginó. ¡Y, con eso, incluso adquiere, en ciertas ocasiones, un significado que el autor jamás soñó!
                  (Luigi Pirandello, Seis personajes en busca de autor)


     Las ficticias —no podía ser de otro modo— entrevistas que me propongo presentarles bajo el título de GALERÍA DE INMORTALES tienen su origen en mi afición a los libros, la admiración que siento por los grandes creadores, mi vocación por la escritura y la gratitud que debo a los grandes mitos de la literatura universal por lo mucho que me han enseñado para la comprensión del mundo actual.
      Los “entrevistados” son personajes literarios de todas las épocas, desde la antigua Grecia hasta nuestros días, a los que yo califico de mitos y de inmortales. Mitos por ser paradigmas de distintas situaciones y conflictos. Inmortales porque los seres humanos necesitaremos mientras permanezcamos aquí del conocimiento de sus avatares. Es precisamente su condición de inmortales lo que me ha decidido a entrevistarlos, pues llevando su existencia a través de décadas y siglos, su peripecia vital les otorga un conocimiento de la historia y de la sociología digno de la mayor atención.
     Algunos provienen del campo de la novela, otros del teatro, alguno incluso de la poesía. Los hay ejemplares y también denostables, sabios o incultos, viejos y jóvenes, pero todos comparten unas vidas plagadas de aventuras y de experiencia.
     En su elección —entre tantos que estaban a tiro de piedra de mi bolígrafo— me he dejado llevar, sobretodo, por el interés que me hicieron sentir en la primera lectura, en el primer contacto que tuve con ellos. Y confieso que, también, por las facilidades que me daban para la conversación, lo que, como comprenderán ustedes con facilidad, es un asunto de lo más subjetivo.
    A la hora de leer estas ficticias entrevistas es necesario tener en cuenta que cada libro constituye un sistema regido por sus propias leyes. Y que cada lector es un descodificador que tiene pautas personales e irrepetibles. Tanto es así que cada libro será entendido de forma distinta por cada uno de sus lectores. E, incluso, cada uno de estos lo entenderá de forma distinta en las sucesivas lecturas que pueda hacer. Y que también es capaz de forjar varias interpretaciones en el transcurso de una sola lectura.
    De donde se deduce que los respetables intentos de fijar el sentido de una obra literaria pueden ser aplaudidos como sesudos trabajos académicos, pero poco tienen que ver con la forma en que el libro afila los sentidos y la inteligencia de quien lo lee. Y esta reflexión vale lo mismo para un poema místico que para una narración sicalíptica.
    Pues la literatura, en todos sus géneros, está abierta, por su propia esencia de pensamiento creativo, a la constante reinterpretación. Estas mismas líneas que ahora escribo serán entendidas de manera diferente por los distintos lectores, que otorgarán valores diversos al juego de los significantes y los significados. O, al menos, es lo que pretendo y deseo, pues, en caso contrario, mis escritos podrían ser considerados como una letanía compulsiva o como el anuncio de un detergente.
     Debo dejar claro que estas entrevistas no reflejan punto por punto mi propia interpretación del personaje de que se trate, sino que resultan de una interacción entre tres elementos: mi acercamiento racional al personaje, las inferencias lógicas que pueden derivarse y las cabriolas imaginativas que me he permitido.
     El resultado, por tanto, ha de ser por fuerza transgresor, en el sentido de que las andanzas y psicología de los “entrevistados” son, en la mayoría de los casos, muy distantes de los comúnmente admitidos y publicados. Y yo pretendo que bastante divertido, precisamente por encontrarse los “entrevistados” en situaciones extrañas al habitat en que, por regla general, son conocidos por todos nosotros.
     Puedo asegurarles que el objetivo último de estas entrevistas es incitar a todos ustedes a la lectura, de donde siempre se obtiene solaz e ilustración. Que relean unos libros con espíritu crítico, única forma de hacerlo. Y que se acerquen por primera vez a los que no conozcan con ánimo aventurero y anhelante de grandes hallazgos.


Los mitos griegos eran historias transmitidas con variantes. El escritor las recomponía, de manera diferente, en cada ocasión, omitiendo o añadiendo… Así cada escritor incrementaba y afilaba el cuerpo de las historias. Así siguió respirando el mito en la literatura.
                        (Roberto Calasso, Las bodas de Cadmo y Harmonía)


Publicado en Diario Lanza el 3 de Octubre de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario