lunes, 6 de mayo de 2013

Colapso

CRÓNICA ONÍRICA DEL SIGLO XXI

                     Colapso
                                         Francisco Chaves Guzmán

     A mediados del 2068, cuando todo el mundo creía imposible que hubiese cabida para un solo paso más en el camino del desatino, el Gobierno Global decidió declarar fuera de la ley cualquier tipo de transporte particular, excepción hecha de motocicletas y bicicletas por las aceras y jardines de las ciudades.

     No se trataba, por supuesto, de favorecer el ahorro energético, ni de velar por la salud de la atmósfera, ni de restringir el ruido de los motores. Que fueron las razones esgrimidas por los voceros del régimen de los mercaderes. Ni de auspiciar el transporte público, como defendieron algunos ingenuos, pues tal cosa no existía desde hacía décadas.

     Miles de millones de automóviles quedaron abandonados en todas las esquinas del planeta el día treinta de junio, por mera ley de obsolescencia. El Gobierno publicó un edicto en el que se declaraba obligatoria la retirada de los coches de la vía pública. Pero no pudo cumplirse, no sólo porque fue imposible encontrar in lugar donde llevarlos, sino también porque existía una norma de más alto rango que impedía conducirlos.

     Y la inmensa red de autopistas quedó desierta. O casi. Casi, porque el objetivo de la prohibición no era otro que dejar las carreteras para el servicio exclusivo de las tropas de asalto y las fuerzas de seguridad, que llegarían velozmente si se daba el caso de que se produjeran disturbios callejeros en cualquier ciudad. Lo que, en su momento, no sirvió para nada, porque los vehículos abandonados colapsaban calles y avenidas.

     Es preciso dejar constancia de que ciertos grupos se mostraron muy satisfechos con la prohibición. Los esotéricos, que pensaron llegado el momento de popularizar los viajes astrales. Los mafiosos, que vieron una ocasión inigualable para vender salvoconductos a precios de oro a los multimillonarios. Los puritanos, que celebraron a lo grande las nuevas dificultades que se opondrían a los encuentros clandestinos. Y los disidentes, que, como siempre, apoyaban las prohibiciones por mera inercia.

Ciudad H7Q22
Enero de 2101

Publicado en Diario Lanza el 6 de Mayo de 2013

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