Chalaneo
Francisco Chaves Guzmán
Corría el año 2035. Fue entonces cuando los globalizadores, acostumbrados por principio a inmiscuirse en todos los asuntos humanos, decidieron que había llegado la hora de poner orden en algo en apariencia muy inocente: los socorridos juegos de mesa que durante siglos ayudaron a extinguir el sopor de las tardes y las noches de reuniones familiares o amistosas. El parchís y la oca, por poner ejemplos a todos cercanos, dejaban de ser un asunto privado para convertirse en cuestión de estado.
Se trataba de evitar, según la declaración de intenciones, las frecuentes disputas que eran propiciadas por la interpretación de las reglas del juego. Para lo que el régimen global de la paz y de la prosperidad disponía de una solución de concordia y justicia. Una solución, naturalmente, impregnada por los principios éticos e ideológicos congruentes con las altas miras del Gobierno Global.
Se trataba de que el dueño del tablero de juego dictase las normas que debían regir en cada partida. Y que la inalienable libertad del resto de jugadores les llevase a decidir si participaban o no. Eso sí, el dueño del tablero tenía también la posibilidad de cambiar esas normas cuantas veces lo desease en el transcurso de dicha partida.
Quedó en los anales de la oratoria política la soflama que el Ministro Global de Urbanidad e Instrucción hizo llegar a todos los hogares de todos los protectorados del planeta. Su argumentación, trufada de apasionamiento patriótico y lirismo enternecedor, defendía que los juegos ya no eran un simple relajamiento placentero, sino instrumento para la educación en los inmutables ideales. ¿Qué mejor manera de hacer cara a la vida que aprender desde la infancia el funcionamiento de las instituciones y de los mercados? Al día siguiente entró, por derecho propio, en la Academia de Ciencias Literarias y Políticas.
La trampa y el chalaneo abandonaban el sigilo a que están sometidos los actos vergonzosos para reflejarse orgullosamente en el espejo de la Historia.
Ciudad H7Q22
Enero de 2101
Publicado en Diario Lanza de Ciudad Real el 17 de Septiembre de 2012
(Este óleo de PETER BRUEGHEL, la Torre de Babel, de 1563, que se encuentra en el Kunshistorisches Museum de Viena, viene a mostrar hasta qué punto de locura estaban llegando las cosas en el año a que se refiere la presente Crónica)
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