Carcajadas
Francisco Chaves Guzmán
El año 2033 trajo un importante cambio en la concepción y estructura de los reideros clandestinos. Conscientes los que en ellos se reunían de que la continua orgía de risas a que se dedicaban se enroscaba en sí misma, por muy placentera y divertida que resultase, decidieron introducir nuevos elementos en su funcionamiento.
Por una parte, decidieron que había llegado el momento de sacar las risas a la calle. Con la ayuda de unos artefactos de alta tecnología, que se autodestruían una vez finalizado su cometido, llenaron de decibélicas carcajadas cuantos actos públicos se desarrollaban en cualquier ciudad. Guarderías, festejos populares, competiciones deportivas fueron blancos de sus ataques. Y, dado que la risa es tan contagiosa, miles de personas se desternillaban, tanto al aire libre como en los refugios institucionales, mientras moralistas de todas las tendencias se compungían en las esquinas y las brigadas de buenas costumbres vagaban fantasmagóricamente buscando culpables esfumados.
Pero, en realidad, estas operaciones puntuales y rápidas, que los telediarios calificaban de subversivas y crueles, no eran sino cortinas de humo tras las que se escondían las verdaderas actividades de los reideros clandestinos. Pues los Ministerios de Asuntos Internos de todos los protectorados estaban tan ocupados en disimular las carcajadas callejeras que ni siquiera sospechaban de la existencia de esos reideros.
Y es que lo que se cocía en ellos ya era mucho más importante. Nada menos que la salvaguarda de la literatura y la ciencia de los tiempos anteriores al Gobierno Global. Escritores y universitarios, censurados y purgados por los mercachifles, encontraron refugio en los que habían sido templos de la risa. Donde, por cierto, se seguía riendo. Porque, en contra de los postulados del maniqueísmo reinante, risa y seriedad no eran —ni son— términos contradictorios, sino complementarios.
Así pues, a finales del año 2033 se había puesto la primera piedra del futuro, de un futuro aún muy lejano.
Ciudad H7Q22
Enero de 2101
Publicado en Diario Lanza el 3 de Septiembre de 2012
(Este cuadro de Matisse, "La Danza", que se encuantra en el museo Ermitage de San Petersburgo muestra una de esas cosas jocosas que tanto hieren al poder).
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