ESPIRALES ELÍPTICAS
Trilogía De La FundaciónFrancisco Chaves Guzmán
Isaac Asimov fue profesor
universitario y científico multidisciplinar en materias que abarcaban la
bioquímica, las matemáticas, la sociología, la física o la historia. Y también
escritor, con más de quinientas obras publicadas en géneros tan diferentes como
la divulgación científica, la historia o la narrativa.
Podríamos preguntarnos cómo llegó
una persona con tan amplio curriculum y semejante formación al campo de la
novela de ciencia ficción. La respuesta nos dará la clave que nos permita
acercarnos a estas obras suyas limpios de prejuicios, dispuestos a seguirle en
su viaje a través del Imperio Galáctico. Pues lo que hizo Isaac Asimov fue
poner al alcance del lector los conocimientos que él había acumulado en torno a
las ciencias naturales y a las ciencias sociales, relacionando ambos, para
ofrecer una serie de pistas sobre el funcionamiento de las sociedades en el
transcurso de los tiempos.
Así nace la Trilogía de la
Fundación, compuesta por las novelas “Fundación”, “Fundación E Imperio” y
“Segunda Fundación”, punto de partida de las docenas de obras en que asistimos
al nacimiento, expansión y colapso del Imperio Galáctico.
Todo ello conforma una serie de
aventuras impactantes con personajes míticos, civilizaciones que se
desintegran, viajes interestelares a velocidades inconcebibles, robots con
aspecto y emociones humanos, grandes migraciones en busca de mundos más
halagüeños, tecnología cuyos avances asombran, teoremas matemáticos capaces de explicar
las relaciones sociales y de predecir la evolución política.
Y dentro de toda esta parafernalia
tan teatral, traída para captar la atención y las ilusiones del lector, otro
nivel narrativo en el que aparecen temas tan cotidianos como la manipulación a
que está sometida la inmensa mayoría, la utilización de las religiones con
fines políticos, las camarillas secretas que mueven los hilos económicos, las rencillas nacionalistas como elemento de
distracción, el poder aparente que sirve de tapadera al poder real, el empleo
de la represión como medio disuasorio, el patriotismo convertido en estandarte de los especuladores
o la aparición sistemática del “deus ex machina”.
La confirmación de que vasos
comunicantes unen realidad y ficción.
Publicado en Diario Lanza el 11 de agosto de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario