lunes, 12 de noviembre de 2012

Desfachatez

CRÓNICA ONÍRICA DEL SIGLO XXI

                     Desfachatez
                                               Francisco Chaves Guzmán

     Durante el verano de 2043, aprovechando que los cerebros estaban quemados como consecuencia de la extrema canícula, desde el recién creado Ministerio de Asuntos Prohibidos se prohibió pensar. Lo que no resultó en modo alguno extraño, dada la capacidad intelectual de sus más altos funcionarios.

     No hubo el menor problema. Los súbditos del régimen global se habían ido acostumbrando a las excentricidades prohibicionistas y los pocos, muy pocos, dispuestos a poner en solfa las grotescas disposiciones del poder central no encontraron a nadie capacitado para mantener un debate dentro de las leyes de la ética y de la lógica.

     Además, bastante ocupados estaban en el Ministerio, con sus propios problemas, como para preocuparse de las reacciones de un puñado de histriónicos haraganes. Y es que tenían problemas, y de un inmenso calado.

     En primer lugar, debían definir el término “pensar”. Y no por un prurito intelectual que les llevase a conocer, sin lugar a dudas, a qué clase de capacidad o mecanismo se estaban refiriendo. Ni por un anhelo filosófico que les empujase hacia la equidad y la razón. Sino, simplemente, por aparentar que conocían la esencia del “pensar”. Y, puesto que la comisión encargada de hacerlo, perdida en disquisiciones metafísicas, no logró ponerse de acuerdo en discernir a qué aludía el “pensar”, el ministro de la materia decretó que tal cosa era, sin lugar a dudas, el desacuerdo con las decisiones del régimen de los globalizadores. Lo que no era ninguna tontería, pero sí una desfachatez.

     El otro gran problema consistía en averiguar, para aplicar las pertinentes medidas punitivas, quienes eran los que pensaban. Es preciso reconocer que, en este asunto, deshacer el nudo gordiano resultó más sencillo: puesto que los vigilantes de la seguridad pública, debido a su profesionalidad y experiencia, eran capaces de olfatear el crimen aún antes de ser cometido, el delito de pensar quedaba en manos de su intuición y pundonor.

Ciudad H7Q22
Enero de 2101

Publicado en Diario Lanza el 12 de Noviembre de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario