Incoherencia
Francisco Chaves Guzmán
En el transcurso del año 2023 tuvo lugar, incluso a los ojos de los historiadores y sociólogos de hoy día, uno de los actos más extraños del Gobierno Global. Fue entonces cuando se decretó que la infancia abarcaba la vida hasta los veinte años, que la adolescencia llegaba hasta los treinta y que la edad juvenil tenía como límite los cuarenta y cinco. Nada nuevo bajo el sol.
Mas en el articulado del decreto aparecía también la obligación de mantener una relación estable de pareja antes de llegar a la etapa adolescente, requisito sin el cual no se podía acceder al nuevo estatus social ni celebrar los “ritos de paso” pertinentes.
Una contradicción. Puesto que una de las características de la infancia es precisamente que la falta de madurez sexual impide el establecimiento de relaciones de pareja. Y que la maduración no tiene lugar hasta la pubertad, que marca el principio de la adolescencia. Se comprende que, por decreto, se puedan alargar o acortar los ciclos naturales de la vida. Lo que no se comprende es que los gobernantes caigan en el ridículo de la contradicción siendo tan capacitados como los del Régimen de los Globalizadores.
Y es que no era contradicción, sino incoherencia. Según la teoría de los más avanzados científicos sociales de aquellos tiempos era precisamente la incoherencia en los detalles lo que cohesionaba al conjunto, la argamasa necesaria para que el cuerpo global alcanzase las más altas cimas de desarrollo humano e intelectual. Pues hurtando a la población el recurso a la lógica se hacía imposible la comprensión del habitat político y, por ende, la viabilidad de cualquier intento de modificarlo.
Como habrán ustedes adivinado ya, la incoherencia no era consecuencia de la falta de capacidad, sino uno de los recursos utilizados conscientemente por el Gobierno Global para tener sometidos a los súbditos.
Ciudad H7Q22
Enero de 2101
(Publicado en Diario Lanza el 25 de Junio de 2012)
(Esta fotografía, de autor desconocido, ilustra de cómo la incoherencia anegaba cuanto existía en aquella época, como una catarata sin fin