Año 2019: Derecho de Pernada
Francisco Chaves Guzmán
El primero de Mayo, para festejar el día del Trabajo, fue abolida toda la legislación laboral heredada del siglo anterior y bajo el lema “Libertad Es Renunciar” tuvieron lugar masivas manifestaciones espontáneas de sumisión al Gobierno Global, cuyo portavoz elogió el alto grado de madurez política demostrado en todo el planeta.
Del nuevo reglamento laboral aprobado el mismo día, podemos decir hoy —entonces no hubiéramos podido hacerlo—, sin entrar en detalles innecesarios, que era un compendio de anacronismos y sinrazones que dejó mudos de espanto y paralizados por la cólera a quienes aún tenían el valor de acordarse de tiempos menos ominosos.
Bástenos como ejemplo, para poner en situación al lector actual, que se concedía a los empleadores el derecho a fiscalizar, aprobar o denegar el matrimonio de sus empleados. La nueva versión de la medieval servidumbre de la gleba no era, en opinión de los expertos que acudían como tertulianos a los platós de televisión, un capricho del poder, sino una salvaguarda de la felicidad familiar y, por ende, un acicate productivo que traería la paz social a los centros de trabajo, prueba de fuego del verdadero patriotismo. Uno de estos tertulianos proclamó que el corolario lógico de la norma sería la recuperación de la pernada, que no debía considerarse como un derecho por parte de los empleadores sino como una obligación, ya que su más alta calidad genética ayudaría a mejorar las razas después de tantas décadas de envilecimiento e infamia. Y anunció que la comisión de Moral Constitucional había ya decidido dar el placet necesario.
Ni que decir tiene que la voz de la disconformidad fue tachada de antipatriota, delincuente, delirante y psicópata. Que muchos periodistas, abogados y sociólogos fueron convenientemente reeducados en los Campos de Lealtad, de donde salieron sumisos y lobotomizados.
Ciudad H7Q22
Enero de 2101
Publicado en Diario Lanza el 29 de Mayo de 2012
(Esta formidable instantánea de nuestra paisana Cristina García Rodero, Premio Nacional de Fotografía, ayuda a comprender el sesgo medieval que comenzaron a tomar las decisiones políticas en 2019).