Ingeniería Narrativa
Por: Francisco Chaves Guzmán
Me permitiré comenzar diciendo, como prólogo de este artículo, que conocí a Macario Polo Usaola a finales de 1996. Formaba yo parte del jurado del Certamen de Relatos que había convocado la Asociación Cultural La Fragua, al que él presentó un trabajo titulado "Lo Primero Que Uno Escribe". Aquí es necesario comentar que el resto de concursantes tuvo muy mala suerte, pues, aunque el nivel medio fue de gran altura y algunos de los relatos tenían notable calidad, la presencia en el certamen de Macario Polo les cerró todas las posibilidades. Ganó él, por unanimidad del jurado y sin necesidad de debate. “Premio súbito” para un ingeniero informático que amaba la voz de María Callas y la prosa de Juan José Millás.
"Lo Primero Que Uno Escribe" era un breve artilugio satírico, cargado de humor y muy inteligente, que ponía en entredicho la capacidad de discernimiento literario tanto de los críticos como del público. Y, por supuesto, del jurado que valoraría la obra. Entre sus líneas se intuía la existencia de un escritor valiente, directo y dotado de espléndidos recursos narrativos.
Tras recibir su premio, Macario Polo, que tenía veinticinco años, se sumó a la tertulia de la Asociación La Fragua. Y fue entonces cuando supimos que dos años antes había obtenido el segundo premio en el Certamen de Novela de la Universidad de Sevilla. Para nosotros, los de La Fragua, la noticia era un regalo, pues corroboraba nuestro buen olfato literario.
La novela con que consiguió tal galardón llevaba por título "Tendiendo Al Equilibrio", historia de amores ciertos, desamores temidos, grandes fidelidades, pequeñas traiciones, personajes abnegados, comparsas veletas. El telón de fondo de la novela estaba dibujado a grandes pinceladas por el mundo del cine, contraponiendo dosis de “glamour” y cotidianeidad familiar durante el rodaje de una película, cuya trama se yuxtaponía con la vida real de los actores. Las páginas de "Tendiendo Al Equilibrio" guardan, además, una sorpresa muy agradable. La de que entre sus párrafos se vislumbra un gran guión cinematográfico, que tiene como colofón un desenlace espectacular, ejemplo de lo que podríamos llamar “un final made in Hollywood”. Y, de repente, el formidable narrador que intuíamos entró en hibernación literaria. Su continuado silencio nos hizo temer que, como tantos otros, hubiese sido abandonado por las musas y las letras. Pero cuatro años después, de
forma sorprendente, pues desconocíamos la noticia de su embarazo, dio a luz una nueva novela, esta vez de mayor enjundia y madurez.Su título era "La Ruta No Natural", aparentemente una novela juvenil al uso, con rijosidades escabrosas y escatologías compulsivas. Pero no. Esta falsa novela de adolescentes es en realidad un perfecto artefacto literario que se pregunta sobre la substancia y significado de la vida, sobre las categorías de la libertad, sobre la manipulación de los entramados sociales. Con ironía y humor, construye un válido retrato de los personajes, que, incapaces de comprender el mundo real, dudan hasta de su propia existencia y sueñan con un mundo virtual, al que acceden a través de la huída, en esta ocasión provechosa y con valor iniciático. Es también un compendio de metaficción. Y el palíndromo del título constituye una broma con mucho sentido común.
Y de nuevo un largo silencio. Esta vez de ocho años, hasta darlo irremediablemente por perdido. Pensábamos que sus nuevas responsabilidades vitales y, sobretodo, su trabajo como profesor de la Escuela Superior de Ingeniería Informática, en la que es director del Departamento de Tecnologías y Sistemas, le absorbía todo su tiempo.
Mas no era así. Con su acostumbrada tendencia a la sorpresa, Macario Polo ha publicado un nuevo trabajo en la Editorial Luarna, desde cuya página www.luarna.com puede descargarse. Lleva por título Fuera De Ningún Sitio y se trata de una novela policíaca, con tintes sociológicos y fuerte carga psicológica. Está salpicada, además, de referencias cinematográficas y literarias cultísimas, con elementos intertextuales magníficamente desarrollados. Y, por si fuera poco, contiene unas claves meta literarias que explican el edificio creativo en que se desenvuelve la novela. Un trabajo de ingeniería narrativa que trasciende la trama y en el que lo cíclico marca las peripecias de los personajes. Y marca también la totalidad de la obra del autor, pues el final se conecta con aquel relato, Lo Primero Que Uno Escribe, con que ganó el certamen de la Asociación Cultural La Fragua.
Macario Polo —a quien reconforta ser leído por un desconocido, para quien la actitud es la prueba vital decisiva, que juega con futuros pretéritos, que tiene un poso de rebeldía y sueña con el romanticismo bohemio— merece una creativa lectura.
Publicado en Diario Lanza el 28 de Mayo de 2009