ESPIRALES ELÍPTICAS
Errores, Falacias y Mentiras
Francisco
Chaves Guzmán
Debemos estar de acuerdo en que el
ensayo de Peter Villanueva que lleva por título “Errores, Falacias Y Mentiras”
no es un sesudo tratado sobre las formas de manipulación y las diversas maneras
en que se llevan a cabo. Tampoco constituye un agudo análisis sobre las
tácticas que históricamente se han utilizado para aturdir a la población. Ni
siquiera destaca por un especialísimo brillo literario.
“Errores, Falacias Y Mentiras” es un
mero anecdotario, en absoluto exhaustivo, que nos introduce en el mundo de las
falsedades cotidianas a las que cualquier individuo, de cualquier época, debe
enfrentarse miles de veces a lo largo de su existencia. En el que la inmensa
mayoría de los casos relacionados no toca temas “sensibles”, es decir, que no
mete el dedo en ninguna herida para escarbar después.
Entonces, se preguntará el lector,
¿qué trae hasta esta sección una obra con tan poco sustancia, que parece no
tener ni chicha ni limoná? Pues, precisamente, su sencillez, que nos permite
comprender intuitivamente lo fácil que le resulta al emisor de información
confundir al receptor de la misma. Decía Pier Paolo Pasolini que “en broma se
pueden decir muchas verdades”, siendo la gran verdad de este libro que nos
alerta, casi en broma, sobre las colosales desinformaciones a que estamos
sometidos.
Rizando el rizo, el lector podría
pensar, al terminarlo, que al libro le rezuman las mentiras. Incluso que esta
columna periodística está llena de errores, pues su propio título de “espirales
elípticas” anima a ponerlo en tela de juicio. Pero pueden estar seguros de que
ni uno ni otro son una falacia, algo muchísimo más grave que los errores y las
mentiras. A esas falacias estamos tan acostumbrados que solemos no darnos
cuenta de que nos rodean por todas partes y las consideramos tan naturales como
la música de un riachuelo.
El gran valor de “Errores, Falacias Y Mentiras” es
fortalecer las dudas filosóficas y científicas frente a las certezas infundadas,
poner en tela de juicio las nada inocentes leyendas urbanas que se venden como
axiomas indubitables, desnudar la maraña de rumores con que nos despiertan cada
día. En definitiva, consolidar la independencia de criterio necesaria para
separar el trigo de la paja. Y todo ello... con una sonrisa.Publicado en Diario Lanza el 28 de Abril de 2014