miércoles, 3 de agosto de 2011

Cristina García Rodero

ESPIRALES ELÍPTICAS
                 Cristina García Rodero
                                           Por: Francisco Chaves Guzmán

     Hace ya dos años que la puertollanense Cristina García Rodero es miembro de pleno derecho de la Agencia Mágnum. Pero, ¿qué significa eso?
     Mágnum es, desde el momento de su fundación en 1947, una cooperativa de fotógrafos que tiene como objetivo la salvaguarda de los derechos profesionales y artísticos de sus socios. Pero es algo más. Porque sus impulsores fueron los más grandes periodistas gráficos de su tiempo, entre los que se encontraban Robert Capa, David Seymour y Cartier-Bresson.


     Y porque durante la presidencia de Rita Vandivert se dibujaron las bases que convertirían la cooperativa en un referente mundial, dando entrada por cooptación a socios de muchas nacionalidades, con el único requisito de poder demostrar haber llegado a la cima de la capacidad artística y periodística.
     Es ahí adonde ha accedido Cristina García Rodero, al lugar que bien podría ser considerado como Academia Universal de Fotografía. Porque son ellos los que marcan tendencias e imponen cánones. Y no porque tengan interés personal en hacerlo, sino porque fotógrafos de todos los rincones del planeta han decidido tratarles y admirarlos como a auténticos maestros, como a líderes indiscutibles.
     El camino que ha seguido García Rodero para convertirse en el primer fotógrafo español que alcanza la cumbre de ese auténtico Olimpo artístico no ha sido fácil ni desprovisto de obstáculos, pero sí pleno de aventuras vitales, de experiencias elevadas y de esfuerzos titánicos. No en vano ha recorrido el planeta entero, con su cámara en ristre, para captar instantes petrificados de todas las culturas, permitiendo luego al espectador ser testigo de mágicos momentos, de alborozos sublimes, de extraños ritos que le surten de sorpresas sin límite y de interrogantes abiertos a respuestas paradójicas.
     Y si bien su vida profesional está jalonada de grandes éxitos, por sus publicaciones y exposiciones en Europa y América, el salto cualitativo se produjo en 1989, al ganar el Premio Internacional al mejor libro de fotografía por su obra “España Oculta”. Profesora de Fotografía en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense y catedrática de la Escuela de Artes Aplicadas, García Rodero ha obtenido el Premio Nacional de Fotografía y la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes, además de numerosas distinciones, como el Premio Iberoamericano de Fotografía, el Premio Internacional de Fotografía Humanista y el World Press Photo.
     Este ha sido, como decía, el camino hasta la Agencia Mágnum. Camino que requiere aptitudes excepcionales, conjunción de la capacidad técnica, la sensibilidad artística y el conocimiento sociológico, que son las características que definen a los grandes genios de la fotografía en general y de la fotografía periodística en particular.
     Pues la fotografía no se reduce a fijar un instante de la realidad, sino que tiene que explicar el conjunto de la realidad a través de un instante. Dar cuenta de lo que no figura en el plano por medio de sutilezas visuales, relacionar la acción enmarcada con un contexto mucho más amplio y en principio inaccesible, potenciar los pequeños detalles capaces de esclarecer las relaciones dialécticas entre diferentes objetos, llamar de manera irresistible la atención del espectador con guiños escénicos. Si combinar todo ello en la paz de un estudio resulta muy arduo, hacerlo a campo abierto y en escenarios en incesante mudanza es prueba de descomunal esfuerzo y de inteligencia preclara.
     Y de esta conjunción de habilidad y talento se sirve García Rodero para conferir a su obra la necesaria unidad que clarifique contenido e intenciones. Pues para ella los paisajes urbanos, rurales o exóticos tienen el mismo valor antropológico, son estrofas de un mismo poema.
     Mas que nadie piense que García Rodero rinde culto al diletantismo, al arte por el arte. Todo lo contrario: en su obra los aspectos estéticos —la composición de diversos elementos, los juegos de la profundidad de campo, la estructura de la luz y los contrastes— están al servicio de las ideas, son vectores de fuerza que sirven para desvelar la realidad en sus aspectos más recónditos, con toda su crudeza y toda su grandeza.


     Y tampoco crea nadie que se deja llevar por los aspectos folklóricos triviales y ritualizados, sino que los utiliza creativamente para esclarecer el sistema de relaciones que impera en el objeto estudiado. Como es norma habitual entre los fotógrafos de la Agencia Mágnum.
     Estas razones revelan que una exposición de su obra en que se primen los aspectos estéticos y folklóricos es una equivocación que, además, está condenada al fracaso. Y ello le puede ocurrir a todo comisario artístico que desconozca al personaje, el sentido de su obra y la especialidad en que se expresa. Como ya ha ocurrido en alguna ocasión.

Publicado en Diario Lanza el 28 de Julio de 2011