viernes, 4 de septiembre de 2009

Prado Donoso, la Fotografía Experimental

ESPIRALES ELÍPTICAS

           La Fotografía Experimental
                                                      Por: Francisco Chaves Guzmán

     “El Arte es el sendero apasionante por el que caminan nuestros más profundos pensamientos”.
     Esta es la frase que gusta utilizar como divisa, como estandarte, Prado Donoso Mazuelas, licenciada en Bellas Artes, para quien la fotografía es algo más que una pasión, pues es la pasión convertida en entronque vital, en cauce para el conocimiento.


     Cabría preguntarse: ¿hacia dónde transitan esos profundos pensamientos? Yo creo que la respuesta está en sus propias fotografías: hacia el entendimiento de cuanto nos rodea, la comprensión de los actos y motivaciones de los humanos, con una mirada original, utilizando para ello técnicas tanto tradicionales como novedosas, investigando de forma experimental cada vez que se decide a apretar el botón del obturador.
     Porque Prado Donoso, lejos de limitarse a mostrar en cada una de sus fotografías un trozo de la realidad, explica ésta a través de metáforas visuales. No es, pues, casualidad que entre sus referentes haya un sitio de honor para los mágicos Cartier-Bresson y Gudzowaty, así como para el paisajista Ansel Adamns.


     Y esta pulsión experimental tiene mucho que ver con su formación como pintora. Fue precisamente un súbito encantamiento producido por la obra de Caspar Friedrich lo que la llevó a ingresar en la Facultad de Bellas Artes. La maestría de Friedrich en la utilización de la luz y su perfección en la composición desataron su vocación. Más tarde fue el paulatino descubrimiento de Van Gogh, con sus rabiosos colores intuitivamente contrastados y la desestructuración de lo real, en una explosión tanto física como mental, lo que la animaron en la búsqueda de vías expresivas emergentes.
     ¡Qué lejos aquel tiempo en que el poeta Baudelaire arremetía contra la fotografía como corruptora del Arte! ¡Qué lejos aquel tiempo en que el pintor Delaroche vaticinaba, entre llantos, la desaparición de la Pintura, vilmente engullida por el infernal y fagocitador daguerrotipo!
     ¡Pues no! Lo que ocurrió fue que los pintores imaginaron nuevas formas y “de –ismo en –ismo” crearon lenguajes revolucionarios al servicio del discernimiento y de la interpretación. Los fotógrafos, por su parte, siguieron una evolución parecida y, dejando a un lado la mera reproducción de los objetos, se embarcaron en la portentosa aventura de mostrar las caras ocultas de tales objetos.


     Ahora numerosos creadores utilizan la pintura y la fotografía como lenguajes expresivos alternativos, ambos llenos de posibilidades comunicativas y una similar consideración en cuanto a sus cualidades artísticas.
     Prado Donoso es uno de ellos. Todo el mundo sabe que en fotografía hay unos principios técnicos básicos que condicionan la forma en que entra la luz en la cámara oscura. Luego está la elección de los objetos y su disposición dentro de los límites del encuadre. Lo propio del artista es aprovechar las sinergias que se producen en el encuentro de todas estas variables independientes hasta conseguir un estilo propio, una voz inconfundible.
     Esta voz personal, la distintiva del artista, es la que pone en juego Prado Donoso Mazuelas para sus investigaciones y experimentos, que no tienen otro fin que sacar a la luz, como decía más arriba, lo que tiende a permanecer oculto.

Publicado en Diario Lanza el 3 de Septiembre de 2009